viernes, 11 de marzo de 2011

Capitulo9: El Tesoro de Chirimbolo


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ESCENA1: PERDIDO EN LA SELVA
Tras mi huida del poblado Awinmaue, pasé al menos tres días perdido por la selva, alimentándome de gusanos y charlando con los monos, sin llegar a intimar en ningún caso. Siguiendo un rastro de colillas llegué a un campamento que por la cantidad de basura acumulada en sus alrededores deduje que se trataba del hombre blanco. En concreto era un campamento del grupo internacional ecologista Yellow Peace en el que una veintena de hippis estudiaba el impacto de hombre blanco en la selva. Por la cantidad de mierda que había a su alrededor el impacto que me causó a mi particularmente fue repugnante.  Completamente desnutridos y llenos de mugre se pasaban todo el día tumbados y drogados probando todo tipo de plantas tóxicas. Me pareció que estaban tan desubicados como puedan estar los animales salvajes en un zoo. Aún así, me proporcionaron ropa y algo de comida. Cuando me informaron que una vez al mes un hidroavión les visitaba suministrándoles alimentos y tabaco, vi mi oportunidad de abandonar ya por fin la selva. 

ESCENA2: SOBREVOLANDO EL DESIERTO
Que el mundo está lleno de asombrosas casualidades es algo que ya sabía, pero la vida no deja de sorprenderme y de mostrarme que es un pañuelo. El hidroavión se llamaba Superplus II y su piloto era un entrañable anciano llamado Raymond Frank.  Su padre a bordo del Superplus I en los años veinte había cruzado por primera vez el océano atlántico en hidroavión. Una proeza para la época. El hecho es que salió de Border´s Sticks, un pueblo cercano a Olba Town. Cuando yo le dije que era de allí oriundo, el hombre se emocionó muchísimo. Su padre le había hablado de la belleza del paisaje de Olba Town, del rio, las marismas, la playa de Fodder Top. No quise desilusionar al anciano, así que me ahorré contarle cual era el estado actual de aquel paraíso de antaño. Sobrevolando el desierto, Raymond seguían dándome la brasa con la belleza de Olba Town. Me vi obligado a contarle que no quedaba nada de aquello, que las fábricas se habían encargado de borrarlo del mapa. El rio, las marismas, la playa de Fodder Top, estaban mortalmente envenenadas. Raymond Frank al oír mis palabras murió en el acto de un infarto y el hidroavión se desplomó irremediablemente sobre la arena del desierto. Cubierto de arena hasta el cuello, constaté que no cabe duda de la condición de ciudad maldita de Olba Town, que ni nombrarse se puede sin que ocurra una catástrofe. 

ESCENA3: BRUSCO GIRO DEL DESTINO
No sé cuantas horas pasé sepultado hasta el cuello en mitad del desierto. Con la cara abrasada, la garganta seca y llena de arena, cuando empezaron a llegar los buitres y a rodearme, deseé simplemente morirme, abandonarme. Poco a poco fui perdiendo el conocimiento, mientras a lo lejos me parecía ver unas sombras acercándose. Aturdido, pensé que se trataría solamente de alucinaciones. Los buitres empezaron a ensañarse con mis orejas. Cuando desperté  no pude más que sonreír pensando cómo cualquier situación, puede dar un vuelco tan radical en un abrir y cerrar de ojos. De estar en mitad de desierto enterrado hasta el cuello de arena y siendo devorado vivo por decenas de buitres, pasé a estar desnudo y sumergido en una bañera de latón llena de agua perfumada. Cuatro lindas mujeres de rasgos árabes para aliviar el dolor de mis quemaduras frotaban mi cuerpo con un ungüento algo pestilente. Al día siguiente me enteré que se trataba de orina de camella. Repuesto del shock inicial, analicé la situación. Por el aspecto de la tienda donde me encontraba y el atuendo y rasgos de las muchachas que me cuidaban deduje que los nómadas del desierto, los Tuareg, me habían salvado la vida, y estaba ahora en uno de sus asentamientos. Como para corroborar mis sospechas, entró en ese momento el Jefe del clan que en perfecto inglés se me presentó como Ali Pallah, descendiente directo de la casta de los Dallah Pakah. Me comunicó que al día siguiente iban a dirigirse hacia el norte. Cuando me preguntó de donde era yo, fue decir Olba Town y llevarme las manos a la boca. El jefe Ali Pallah con una importante formación en las artes oscuras instintivamente se dio cuenta de que yo había pronunciado una palabra maldita, por lo que decidió adelantar la marcha y partimos antes del atardecer. Sin embargo sólo era cuestión de tiempo que cualquier calamidad se nos viniera encima.
    
ESCENA4: PERSEGUIDO POR LA MALDICIÓN
Al día siguiente me despertó un ruido de disparos fuera de la tienda. El campamento fue rápidamente rodeado por un batallón del ejército francés. El jefe del Clan Ali Pallah no tuvo más remedio que entregarse. Por lo visto sólo él conocía el paradero de la perdida ciudad de Pietrola que escondía entre sus muros el tesoro perdido de Chirimbolo, y según leyendas locales con él una poderosa pócima mágica que proporcionaba vida eterna. La leche! El ejército francés lucía en mitad dl desierto con sus mejores galas. Incluso había venido en persona el presidente francés Sarcochon para asegurarse el éxito de la misión. Con él, como siempre su glamurosa esposa y exmodelo Charlotte Brown que retuvo su mirada de forma insistente en el bulto que sobresalía de mi chilaba debido al despertar tan repentino. El jefe del clan Ali Pallah se comprometió a llevarlos a la ciudad perdida a cambio de que respetasen a su pueblo hasta el momento de su regreso. Charlotte Brown insistió a su marido en que yo formase parte de la expedición. El presidente francés desconfiado me miró de arriba a abajo. Afortunadamente el bulto de mi chilaba ya había menguado, por lo que accedió a las peticiones de su esposa. Así que me vi de nuevo embarcado en una nueva aventura de futuro incierto en busca de un tesoro de tiempos arcanos.

ESCENA5: ESCENA SEXUAL EN EL DESIERTO
Al acampar de noche tras el primer día de viaje hacia la ciudad perdida de Pietrola, decidí salir de la tienda y sentarme en la arena a disfrutar del espectáculo que ofrecía las estrellas en un cielo tan limpio como aquel. Al poco se sentó a mi lado Charlotte Brown. Fue algo que sencillamente no me sorprendió. Sabía que sucedería. Hablamos toda la noche como si nos conociésemos de mucho tiempo, riéndonos y cantando canciones de Serge Gainsbourg . Ella había insistido a Sarcochon en que me reclutase para la misión, porque ya me conocía. Sabía de algunos de mis casos en Olba Town. Y me confesó de que la posibilidad de que su marido se tomase la pócima, y le obligase a ella hacer lo mismo, y por ende, tener que aguantarlo hasta la eternidad, era algo que había que evitar a toda costa. Para consolarla del estado de nervió que le entró tan solo de pensarlo, le pasé un brazo por encima. Y una cosa llevó a la otra…la otra a la una. Total que acabamos con los genitales rebozados en arena del desierto y prometiéndonos que la pócima no caería nunca en manos de su marido. 

ESCENA6:HUYENDO DE LA CIUDAD PERDIDA
Huyendo de la ciudad de Pietrola a caballo y escoltado por Charlotte Brown y el jefe Ali Pallah, aún aturdido, intenté recapitular para ser consciente de lo que había sucedido realmente. Habíamos llegado a la preciosa ciudad perdida de Pietrola. Allí, una primera trampa situada en un corredor decapitó a un puñado de franceses. Yo obligado a fuerza de pistola a entrar tropecé con la cabeza de un soldado francés, y esquivé de esta forma la mortal cuchilla giratoria. La segunda trampa era un damero lleno  de letras que había que pisar en clave a riesgo de caer por un precipicio. Yo dije para mi “Yavéh tú, que pongo yo ahora!”, mientras iba escribiendo dando saltos, y llegué al otro lado sin problemas. Como nunca miro el suelo cuando ando, cuando me di cuenta estaba caminando sobre un puente invisible hacia una puerta abierta en la roca. Allí encontré la pócima en un vasito de barro y sin fecha de caducidad. Al llegar los soldados franceses con su presidente a la cabeza y tenderme éste la mano para que yo le diese el bebedizo, miré a Charlotte Brown que rompía a llorar desconsolada y ante la mirada atónita de todos, me lo bebí todo de un trago. El presidente francés montando en cólera, ordenó a sus soldados que abrieran fuego sobre mí. Mientras me acribillaban, gastando inútilmente las balas ya que solo me hacían cosquillas, conseguí a base de mamporros dejarlos a todos inconscientes, momento que aproveché para huir con Charlotte y el jefe Tuareg. Cabalgando bajo el sol demoledor del desierto, y sacándome una bala de la oreja, me estremecí pensando cómo iba yo a costearme la jubilación.

banda sonora 
1 - Giancarlo Barigozzi Group - "Tarzan Dance" Optical Sound (197?)

2 - Sam Sklair - "African Runner" (CONROY) African Adventure & The Spy Set (1967 )

3 - J.J. Johnson - "Willie Escapes" B.S.O. Willie dynamite (1974)

4 - Brian Bennett - "Flying Fists" (BRUTON) Drama Montage (Vol.1) (1978)

5 - Gordon Staples & the String Thing - " Strung Out" B.S.O Mean Johnny Barrows (1976)

6 - Georg Deuter - "Desert - Rock (space ship - orbit)" Soundtrack (197?)

7 - Roy Ayers - "Desert Sunrise" B.S.O. Cleopatra Jones (1972)

8 - Gert Wilden & Orchestra - "Desert Hips" B.S.O. I Told You Not To Cry (1966/72)

9 - Roy Budd - "Rescue of Limbani" B.S.O. The Wild Geese (1978)

10 - Bruno Nicolai - "Fenomenal e il tesoro di Tutankamen"
B.S.O. Fenomenal e il tesoro di Tutankamen (1968)

11 - Nora Orlandi - "Night Story" B.S.O. Il Dolce Corpo Di Deborah (1968)

12 - Luchi DeJesus - "Be shait / Jericho / Super man" B.S.O. Friday Foster (1975)

13 - Elmer Bernstein - "Lighter Santi" B.S.O. McQ (1974)

14 - Kool & The Gang - "Open Sesame" B.S.O.Saturday Night Fever (1977)

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