jueves, 14 de abril de 2011

ESTA NOCHE A LAS 00:00H EN UNIRADIO



EL CAPÍTULO LOVECRAFTIANO DE TONY RUINA!!

lunes, 11 de abril de 2011

Capitulo13: CASTIDAD O INFIERNO

Escucha aquí el capitulo:


ESCENA1: LA DEMONIACA PRESENCIA
Supe que este caso iba a suponerme un conflicto ideológico. Y ahora dentro de la iglesia de Saint Peter, mientras ésta temblaba bajo mis pies, y envuelto en un insoportable olor a azufre intentaba buscar explicaciones razonables a lo que estaba sucediendo a mi alrededor para no volverme loco. Permanecía pegado al muro del templo, mientras abrazaba contra mí a la dulce y bella Sor Úrsula sintiendo sus duros pezones contra mi pecho. Ella por su parte no dudo que podía sentir que parte de mi anatomía se tensa en los momentos de máxima tensión. El temblor de la Iglesia perfectamente podía ser producto de un terremoto. Olba Town se encuentra en una zona geográfica afectada por movimientos sísmicos. Cuadraba. El fuerte olor a azufre podía deberse a los gases que fluían del subsuelo. Mi total desconocimiento en geología suponía en este caso un gran alivio. Las risas y extrañas voces que inundaban el ambiente alucinaciones acústicas propias de aquel momento de terror. Para no descartar esta teoría preferí no preguntarle a la monjita si ella también las estaba oyendo. Lo que no podía explicarme era que carajo hacia el cura flotando a cinco metros de suelo, girando sobre sí mismo a una endiablada velocidad mientras gritaba de horror. De repente estalló en mil pedazos embadurnando de sangre todas las paredes del templo y cesando en ese momento los temblores. La monjita, que parecía más entera que yo, me cogió de la mano y nos metimos los dos en el confesionario. Allí, encerrado con ella, a oscuras, casi pierdo la cordura al oír las pisadas de una cabra sobre el suelo de la iglesia y que se acercaba hacia nuestro escondrijo. 

ESCENA2: LA MADRE SUPERIORA Y SOR URSULA
Tras unas semanas de reformas de mi despacho por el incendio provocado por los matones  en mi último caso decidí abrir de nuevo la agencia. El pintor que estaba dándole la última mano al techo no pudo evitar silbar al ver cruzar la puerta a la bella y dulce monjita. Silbido que casi se convierte en arcada cuando entró también la madre superiora. La una bella, joven de esbeltos y firmes pechos y graciosas curvas disimuladas bajo su hábito. La otra, fea con bigote, vieja, de pechos caídos y flácidos, y de amorfas curvas que estiraban al máximo la tela su vestido de monja. Eché fuera al pintor para que pudiéramos hablar en privado y al asegurarse la fea señora de que estábamos solos, empezó a relatar una oscura historia citando numerosos capítulos del libro “Génesis”, y que calificaban a Olba Town como una ciudad maldita en la cual comenzaría el fin de los tiempos, el fin del mundo conocido. Mientras la madre superiora seguía citando capítulos, perdí el hilo y me dediqué a desnudar mentalmente a la dulce monjita que ruborizada miraba al suelo y sonreía complacida. De un puntapié en la espinilla, llamó mi atención la madre superiora que gritando me advirtió que proteger la castidad de Sor Úrsula era mi misión en este caso. El demonio quería engendrar en ella al Anticristo que desde Olba Town llevaría al mundo a una nueva era de oscuridad y dolor. Fui consciente entonces de que me enfrentaba al caso más difícil de mi carrera ya que no pude levantarme de la silla para acompañarlas a la puerta. 

ESCENA3: UN PASEO POR EL INFIERNO
Un desagradable olor a pelo quemado me despertó de repente. Comprobé que me hallaba tumbado y desnudo sobre un suelo lleno de brasas y en una enorme cueva con paredes de fuego. Me incorporé rápidamente con la tranquilidad propia de saber que estaba teniendo una pesadilla apagándome a cachetazos los pelos del culo que crepitaban pasto de las llamas. Al dar dos pasos, extrañado miré mis pies, y vi que en realidad eran pezuñas. Y como sospechaba al llevarme las manos a la cabeza, dos enormes cuernos la coronaban. “En el fondo van a tener razón cuando me dicen  que soy un cabrón” pensé. Lejos de estar atemorizado decidí darme un garbeo por el infierno.  El sonido de una orquesta en la lejanía me guió por una serie de intrincados laberintos hasta que llegué a una enorme sala de fiestas con miles de invitados bailando tango. Me pedí un mojito en la barra y me mezcle entre la gente encontrándome a un buen número de personalidades famosas. El presidente Kennedy bailando y fornicando con Marilyn Monroe, a John Lennon y Jimi Hendrix fumándose un porro mientras Janis Joplin con un subidón de ácido acariciaba pecaminosamente los cuernos del General franco. Espantado por la escena, reculé y me di de bruces con el mismísimo Satanás. Su cara me era del todo familiar, esos ojillos pequeños con esa expresión de estreñimiento perpetuo.Me cogió de la cintura y empezamos a bailar. Empezó a darme besos en el cuello, y para darle conversación le pregunté para cuando estaba planeado el advenimiento del AntiCristo. A que me respondió: ”Bien, estamos trabajando en ello, y hemos dedicado tiempo ayer por la noche y esta mañana a trabajar en ello exactamente. Y lo que deseamos es una solución lo más clara posible y que agrupe el mayor número posible de amenazas destructivas. Sabemos bien lo que tenemos entre manos y sabemos bien lo que nos jugamos ”. Desperté de repente empapado en sudor. Brevemente desorientado no sabía en un principio dónde me encontraba. Y al poco recordé que estaba pernoctando en un aposento del convento de las monjas ferominas en la Plaza de Nun´s Square. La madre superiora me había sugerido que durmiera en el mismo convento donde ella se alojaba, para tener mejor vigilada a la bella y sensual Sor Úrsula. Al sentir un fuerte escozor en el culo, comprobé aterrorizado que tenía los pelos chamuscados. ¿Había estado realmente en el infierno? ¿Podría sacarse alguna conclusión de las enigmáticas palabras pronunciadas por Satanás? Sin tiempo para más consideraciones me levanté corriendo para contarle a la madre Superiora la angustiosa y onírica experiencia.

ESCENA4: LA MADRE SUPERIORA SE FLAGELA (Y TELA!!)
Al abrir la puerta del aposento de la madre superiora tuve que pellizcarme pues creí estar aún dentro de la pesadilla. Pero no, no estaba soñando, y si, la madre superiora completamente desnuda, flotaba a dos metros del suelo, con dos enormes ganchos que pendían de cadenas desde el techo, y que se clavaban en sus pechos estirándolos al máximo, suspendiéndola en el aire. Sus carnes flácidas y amorfas, sucumbían a la ley de la gravedad precipitándose en blancas cascadas carnosas llenas de varices y cicatrices es un espectáculo horrible y desagradable que me recordó a una escena del cuento Hop Frog de Alan Poe. La madre superiora ruborizada activó un mecanismo por control remoto y bajó las cadenas por medio de unas poleas situadas en el techo, hasta que puso los pies  en el suelo y para mi alivio se cubrió con una bata. Me explicó que esta práctica medieval, la ayudaba a purificar su alma, y prepararse para la era de dolor,  en el caso de que el advenimiento del AntiCristo no tuviera remedio. Yo por mi parte comprendí el porqué de sus pechos tan caídos y flácidos. Para romper el incómodo silencio entre ambos, le conté la experiencia onírica que acababa de vivir, enseñándole mis quemadas posaderas. Y tras asegurarse la monja, palpando mi culo detenidamente, con ojos brillante me explicó que aún podría haber una solución. Según varios pasajes del libro del Apocalipsis de San Juan, un hombre de corazón puro se vería las caras con el demonio y sería el único humano que podría ponerle freno al reinado de oscuridad del AntiCristo. Así que la monja me dio su bendición, y recitando extasiada de memoria el capítulo del libro del Apocalipsis me instó a que fuera inmediatamente al aposento de Sor Úrsula, y me adelanta a los planes de Satanás, abriendo las inmaculadas columnas de mármol, y penetrando la puerta prohibida con el cetro en la mano…y sin condón, apostilló.

ESCENA5: EN LAS CATACUMBAS DE OLBA TOWN
Abrí la puerta del aposento de la bella y sensual Sor Úrsula, con el ímpetu propio del que sabe que ha de desflorar a una monja para salvar a la humanidad de un destino horrible. Pero la monjita no estaba. Sin embargo, su voz podía oírse pidiendo auxilio a través de las paredes de su habitación. El demonio se me había adelantado. Cogí la antorcha que iluminaba el habitáculo, para ver si encontraba en la pared un resorte para abrir alguna puerta secreta, y la peana donde ésta se encontraba, cedió y el suelo desapareció bajo mis pies. Me precipité desde una altura de tres metros hasta caer en medio de un sinuoso corredor construido en tiempos remotos. Iluminando con la antorcha pude deducir que se trataba de unas catacumbas romanas, las cuales habían sido perfectamente conservadas a lo largo de los años por quién sabe qué sociedades malditas y secretas. Conforme iba avanzando, con los gritos de la bella y desesperada Sor Úrsula como guía, observaba las tétricas pinturas de las paredes que a modo de profecía, auguraban el advenimiento del AntiCristo en Olba Town. Para no volverme loco, decidí pasar por alto, y hacer como si no hubiese visto aquel dibujo. En él, se veía, a un hombre con gabardina y gafas de sol, con una antorcha en la mano, circulando por el corredor. La imagen que vi al final del pasillo, aunque parezca mentira, era aún más horripilante y es aún fruto de mis pesadillas. La dulce monjita, en enaguas, y con la cara vuelta, me miraba a los ojos con un indescriptible horror, mientras sus piernas la dirigían con total independencia y con asincopados  y antinaturales movimientos hacia unas escaleras de piedra que se perdían de vista en altura. Corriendo hacia ella, conseguí cogerla de la mano, mientras sus piernas poseídas nos arrastraba a los dos,  y sin saber aún cómo, atravesamos el muro que se encontraba al final de la escalera para de repente encontrarnos en el interior de la iglesia de Saint Peter. Aún aturdidos nos escondimos de tras de una columna al oír unos pasos acercarse desde detrás del altar. Y respiramos aliviados al comprobar que se trataba del párroco, sin duda, desvelado por los gritos. En ese mismo momento empezaron los temblores provenientes del mismísimo infierno.

ESCENA6: ABRIENDO LAS INMACULADAS COLUMNAS DE MARMOL
Encerrados Sor Úrsula y yo en el confesionario, mientras el demonio en forma de cabra golpeaba con sus cuernos la puerta, empezamos a acariciarnos como si dispusiéramos de todo el tiempo del mundo, conociéndonos, descubriendo nuestros cuerpos como dos adolescentes.  Sus pechos inmaculados, preciosos, y tenuemente iluminados por los primeros rayos de sol de la madrugada, que se filtraban a través de las cristaleras de la iglesia y de la celosía del confesionario, ofrecían una imagen divina, sagrada. Guié su mano con la mía a que conociese lo siempre se le había mantenido oculto. Y tuve que sugerirle que fuese más cuidadosa y me tratara con más delicadeza, mientras yo, con suaves movimientos de muñeca, preparaba la entrada. Y como auguraba la profecía, abrí las columnas de mármol, y penetré la puerta prohibida con el cetro en la mano. En ese mismo momento unos hermosos rayos de luz sobrenaturales fueron expulsados a través de todos los orificios del cuerpo de Sor Úrsula, a excepción por supuesto del que estaba ya ocupado.  La monjita empezó a levitar, y yo, en medio de la faena, viendo que se me iba, me agarré a sus hombros mientras seguía culeando con los pantalones por los tobillos. Atravesamos flotando el tejadillo del confesionario, y empezamos a volar suavemente por el templo, mientras los haces de luz que provenían de cuerpo de Sor Úrsula iban reconstruyendo los desperfectos de la iglesia y el desparramado cuerpo del párroco. Viendo desde la altura esta sobrenatural escena, aún culeando, tuve el último pensamiento cuerdo, antes del oscuro letargo de oscuro de locura en el que caí posteriormente. Había solucionado un nuevo caso, paradójicamente, poniéndole los cuernos al mismísimo demonio.

banda sonora
1 - B. Moore - "hot hells" [de wolfe] - Sound Book (1978)

2 - Ennio Morricone - Bruno Nicolai - "Opening Titles" B.S.O. - The Antichrist (1974)

3 - Krzysztof Komeda - "Through the Closet" B.S.O. Rosemary's Baby (1968)

4 - Eddie Warner - "Devil's Anvil" [IM] Progressive Percussions Vol.2 (1974)

5 - Roger Roger - "Sidewalk Blues" Betty Page - Danger Girl Burlesque Music

6 - Sonny Bono - "Chastity Walk" B.S.O. Chastity (1969)

7 - Krzysztof Komeda - "Panic" B.S.O. Rosemary's Baby (1968)

8 - Christian Bruhn - "Devil´s Tango" B.S.O. Timm Thaler (1979)

9 - Roger Roger - "Deep And Dark" Dance & Mood Music Vol. 21

10 - Alessandro Alessandroni & Nora Orlandi - "Devil's Nightmare" B.S.O. Devil's Nightmare (1971)

11 - Brian Bennett -"Darkside"[BRUTON] Drama Montage (Vol.1) (1978)

12 - Monk Higgins / Barbara Mason - "A good man is gone (vocal)" B.S.O. A good man is gone (vocal) (1975)

13 - Alessandro Alessandroni & Nora Orlandi - "Demon Night III" B.S.O. Devil's Nightmare (1971)

14 - Les Baxter - "Devil's Witchcraft" B.S.O. The Dunwich Horror Soundtrack (1970)

15 - Various Artist - "She said hell no" B.S.O. Black Fist (1977)

16 - Sonny Bono - " Chastity (Closing Theme)" B.S.O. Chastity (1969)

17 - Black Devil - "Follow Me" Disco Club (1978)

jueves, 7 de abril de 2011

TONY RUINA CONOCE A SATANÁS

ESTA NOCHE A LAS 00:00H EN UNIRADIO

viernes, 1 de abril de 2011

Capitulo12: Basura Radioactiva



Escucha aquí el capitulo:


ESCENA1: GROTESCA ESCENA DE SEXO RADIOACTIVO
A la hippy la conocí en una fiesta organizada por The River Table, uno de los pocos grupos de presión ciudadana contra la contaminación en Olba Town. Y sí, me fui con ella a su apartamento del barrio de Heavy Traffic, y ahora se desnudaba ante mí, mientras yo, tumbado en su cama, apuraba el pitillo. Sus axilas eran de las que a mí me gustan, ligeramente peludas con un gracioso bucle al final. Cuando se quedó completamente desnuda, descarté enseguida la posibilidad de seguir contando bucles. Pero lo que me llamó poderosamente la atención fue el brillo surrealista de sus pezones. Eran como los faros de un coche en un túnel, los ojos de un gato en la oscuridad, como las pegatinas de los foskitos de cuando yo era niño. Una luz verde tóxico que escandilaba a los ojos emanaba de ellos, tanto, que miré el pitillo y lo dejé en el cenicero. Mientras saltaba sobre mí no podía dejar de mirar cómo suS pezones luminosos dibujaban en la oscuridad graciosas formas que yo intentaba reconocer… un osito, un león, un tractor… De repente di un respingo al ver entrar un ser espeluznante que brillaba en la oscuridad de la habitación. Era como una radiografía viviente y verde, la figura de un hombre a la que le brillaba todo su aparato circulatorio, sus músculos, sus nervios…podía adivinarse incluso que tenía necesidad de obrar. “Hola cariño”, dijo para mi sorpresa la hippy, que ni se inmutó y seguía encima de mí dando saltos. Encendí aturdido la luz y vi que era otro hippy, su pareja por lo visto, que enseguida me estrechó la mano para mi absoluta perplejidad y reconoció su admiración por mi trabajo como detective contra la contaminación en Olba Town. Todo esto, mientras su mujer seguía cabalgando extasiada sobre mí. Apagó la luz pues sufría de fotofobia, y me explicó que su mujer y él eran miembros de la organización The River Table y sospechaban que las fábricas estaban almacenando residuos radioactivos en las proximidades del barrio Heavy Traffic que estaba produciendo extrañas mutaciones entre sus vecinos. Observando la radiografía verde y hippy hablándome en la negrura del cuarto, no pude menos que creer la versión ofrecida por el muchacho y acepté el caso. Mientras, los pezones luminosos de su mujer dibujaban ahora unos perfectos círculos en el aire, ahora más grandes, ahora más pequeños…

ESCENA2: VIOLENTA VISITA RADIOACTIVA EN EL DESPACHO
De madrugada ya en mi despacho, decidí antes de irme a la cama, encender el portátil e inspeccionar en el google earth, los alrededores del barrio Heavy Traffic, en busca de algo que pudiera parecerse a un vertedero radioactivo y lo que vi justo detrás del barrio fue un enorme recinto amurallado con dos sospechosas manchas de color negro, siendo todo el conjunto casi del mismo tamaño que la totalidad de Olba Town. Parecía que Mister Green y su novia “pezones luminosos”, tenían razón. Aquello tenía toda la pinta de ser un vertedero radioactivo encubierto y oculto. Cuando me disponía a hacer un zoom para verlo más de cerca, el portátil se quedó colgado, la imagen congelada, y empezó a emitir un agudo pitido casi imperceptible pero que despertó a todos los perros del barrio que en ese momento se pusieron a ladrar enfurecidos. En la calle oí como entraban dos vehículos a toda velocidad y se paraban justo en la puerta del edificio. Me asomé de soslayo a la ventana, y vi sorprendido que se trataba de dos enormes Hammer de los cuales se bajaron ocho musculosos gorilas vestidos de negro, rapados al cero y cada uno con su lanzallamas. Bajo sus gafas oscuras brillaban verdes sus ojos en la negrura de la noche. Mientras entraban virulentamente en el edificio consideré que lo más prudente sería ahuecar el ala en ese mismo momento y sin más dilación y silenciosamente subí por las escaleras a la azotea. En pijama y bata, bajo el manto frio de la noche, mientras ardía mi despacho, miraba al horizonte y el humo de las fábricas me pareció que era un monstruo peligroso y desafiante…Muy pronto nos veríamos las caras. 

ESCENA3: ASALTO AL VERTEDERO RADIOACTIVO
Fui tan cabreado y decidido que cuando me escondí tras unos matorrales a unos cien metros de la puerta del recinto comprobé que seguía en bata y zapatillas. Empapado y tiritando de frio comprobé que se trataba de una auténtica fortaleza secreta en medio de las marismas y oculta por un frondoso bosque de oscuros y tenebrosos pinos. Unos enormes e infranqueables muros se levantaban en medio del paraje natural e impedían ver lo que se escondía en su interior. La puerta, fuertemente vigilada por gorilas como los que habían incendiado mi despacho, era un trasiego de camiones que entraban y salín bajo el férreo control marcial. La bata, el pijama, las zapatillas de estar por casa y el móvil que casualmente tenía en el bolsillo eran mis únicos recursos ya que todas mis pertenecías habían desaparecido bajo el yugo del fuego. A pesar de no contar con los medios necesarios, ni con la indumentaria idónea, empecé a idear un plan para efectuar un asalto al recinto. Reptando como un lagarto por los charcos de las marismas llegué al muro y me escondí tras una esquina a cincuenta metros de la puerta. Me calcé bien las zapatillas y decidí jugar al “a qué no me pillas” con el vigilante de la puerta. Así que salí al descubierto, grité al gorila para llamar su atención, le lancé un bonito piropo sobre sus ojos verdes, y salí pitando girando la esquina. Me quedé por supuesto quieto esperando para cuándo llegará propinarle la infalible técnica kunfú de la patada en los huevos. Pero nada más sentir el grosor del dedo que empezó a darme golpecitos en el hombro, supe que tenía a mis espaldas a uno de estos temibles vigilantes. Instintivamente perdí el conocimiento en ese momento. 
 
ESCENA4: PERROS MUTANTES EN LAS MARISMAS RADIOACTIVAS
Desperté con todo el cuerpo molido a golpes, completamente lleno de barro y magulladuras, pero ¡vivo! Sin duda, los gorilas a ver mi aspecto en pijama y bata debieron tomarme por un loco y tras la paliza me dejaron tirado en una escombrera cerca del recinto. Tumbado, aún recuperándome mirando al sol del mediodía, sentí de repente cómo me chupeteaban la cara. Me incorporé y lo que en un principio me parecieron tres cachorros, resultó ser un perrito mutantes con tres cabezas que jugueteaba torpemente conmigo. Era un rumor a voces en Olba Town la existencia de perros mutantes en las marismas fruto de la contaminación y tenía delante mí una grotesca muestra de que eso era cierto. Pero cuando me levanté me vi rodeado por no menos de una docena de perros mutantes adultos gruñendo en actitud hostil y con el lomo escarpado. No tuve más remedio que emprender una fatigosa y surrealista carrera por las marismas, perseguido por los perros de tres cabezas y en zapatillas de estar por casa. El terreno abrupto y farragoso del paraje, junto con mi atuendo, propiciaba que tropezara constantemente y rodara por el suelo para posteriormente incorporarme y seguir corriendo. Debido a la obscena anatomía de los perros y el exceso de peso de sus cabezas, los cánidos también se movían torpemente y tropezaban con facilidad. Pensé en ese momento que en mi vida me había visto en una persecución tan absurda.

ESCENA5: ENTRANDO EN EL RECINTO RADIOACTIVO
Huyendo de los perros mutantes, de repente me di cuenta que el suelo había desaparecido bajo mis pies y me desplomé desde una altura de tres metros en medio de un enorme canal que cruzaba las marismas. Un líquido verde, igualito a los pezones de la hippy, pululaba con muy poco caudal. Terminaba en un extremo en el rio y en el otro se atisbaba a lo lejos una enorme tubería de donde procedía el líquido inmundo y qué conduciría sin duda al interior del recinto maldito. Así que decidí como siempre la opción más absurda y peligrosa, y seguí corriendo hacia aquel túnel mientras los perros, ya en el canal, seguían persiguiéndome torpe e insistentemente. Nada más entrar en el enorme tubo de hormigón me vi sumido en la oscuridad total, tan solo salpicada del verde de los ojos y dientes de los perros que brillaban y el atronador eco de sus ladridos. En las paredes multitud de bichos, alimañas, extraños animales, brillaban también con aquel verde tóxico enfermizo con lo cual tenía algo de referencia en mi carrera. Sin embargo, me di de repente de bruces con un muro y caí al suelo. Palpando la pared sentí una especie de escalera de mano y al mirar arriba la cantidad de bichos brillantes en las paredes dibujaba un angosto túnel que subía sin duda hacia la superficie. Así que para liberarme de la cansina persecución canina, empecé a subir por la escalera, rodeado de arañas, e insectos mutantes y brillantes y en apariencia, cabreados y peligrosos.

ESCENA6: TRISTE FINAL PARA UNA REALIDAD RADIOACTIVA
Las fotografías que tomé con el móvil, nada más abrir la trampilla y aparecer en medio del recinto, fueron al día siguiente portada de los medios de comunicación locales y nacionales. “Cementerio radioactivo”, “basura mortal”, “la vergüenza del progreso”, fueron algunos de los titulares bajo las instantáneas que reflejaban cómo se estaban almacenando, sin control ninguno, cantidades ingentes de residuos tóxicos por parte de las fábricas y lo que es más vergonzoso con la connivencia del Ayuntamiento. La organización The River Table, empezó a recoger firmas y preparar una gran movilización ciudadana a favor del desmantelamiento de aquella barbarie a la cual en principio los adormecidos habitantes de Olba Town parecían apuntarse en masa. Pero en esto que el Alcalde Peter Font apareció en una comparecencia oficial en la televisión local y con su sonrisa política se justificó ante los ciudadanos diciendo que no era un recinto oculto, sino protegido y que era un mal necesario para el progreso de la ciudad ya que muchas familias estaban viviendo gracias a las fábricas. En cuanto a las mutaciones entre los vecinos del barrio de Heavy Traffic expuso con una gráfica que gracias al brillo que desprendían ciertas partes de su anatomía en la oscuridad se había reducido considerablemente el número de atropellos nocturnos a peatones. El hecho es que a la manifestación organizada por The River Table nos presentamos cuatro gatos que enseguida fuimos tachados de extremistas. En la plaza de Nuns Square bajo una fea lluvia de primavera aguantando una pancarta con la tinta corrida, me acordé del sueño onírico que tuve en el poblado Awinmaue, de lo que me auguró el Jefe Laminga, y de las últimas palabras del brujo Makumba antes de matarlo con mis propias manos. Y llegué a la triste conclusión, de que el trágico final que sin duda le espera a Olba Town, es tanto fruto de la necedad de sus dirigentes  como de la insensatez y pasividad de sus habitantes.

banda sonora 

1 - Bill Geldard - "52nd precinct" [amphonic] - amps 1013 - mix & match (1973)

2 - Mel Young - "The Dark Room" Betty Page - Danger Girl Burlesque Music

3 - Brian Bennett - "Depths of Despair" [Bruton Music] - Orchestral Tension BRM12

4 - Johnny Harris - "Give Peace A Chance" B.S.O. Movements(1970)

5 - Bobby Davis Orchestra - "Prelude to Danger" B.S.O. Hit 'Em Hard (1972)

6 - Duncan Lamont - "Tense Up" [KPM] 1197 - Industry Volume 3(1977)

7 - Paul Giovanni - "Fire Leap" B.S.O The Wicker Man (1973)


8 - Nick Ingman - "Heavy traction" [KPM] 1206 - Cause for Concern (1976)

9 - Jerry Goldsmith - "The Intruders" B.S.O. Planet Of The Apes(1968)

10 - Jack Conrad - "Monkey Hustle Main Theme" B.S.O. The Monkey Hustle (1976)

11 - Howard Blake -"Mr. Mopoji - Wild Dogs"B.S.O. An Elephant Called Slowly (1969)

12 - Franco Bixio - "Dog's heart" B.S.O. A Pugni Nudi (1974)

13 - Johnny Pearson - "Running Sabotage" [KPM] 1136 - industrial panorama (1974)

14 - Franco Micalizzi - "Dark Suspense" B.S.O. Violence! (1974)


15 - Eddie Warner - "Zone Y" [L'Illustration Musicale] - IM 022 (1975)

16 - Syd Dale - "Minor Crisis" [amphonic] - amps 1006 - Smooth Themes - Swinging Percussion (1973)

17 - Jimmy Cliff - "Shanty Town" B.S.O. The Harder They Come (1972)

miércoles, 30 de marzo de 2011

viernes, 25 de marzo de 2011

Capitulo11: Olba Town, la ciudad mutante


Escucha aquí el capitulo:


ESCENA1: VISITA MUTANTE EN EL DESPACHO
Aquella fría madrugada, permanecía aún en mi despacho estudiando toda la información que me había proporcionado la policía de Olba Town, en relación a los tenebrosos y funestos acontecimientos de los últimos días en la ciudad. Más de ciento cincuenta muertos y quinientos desaparecidos eran unos números como para tomarse el asunto muy en serio. Analizando todas las pistas, cuando creí ver ante mí el desencadenante de aquella espiral de violencia y antropofagia desmedida, se me erizó el pelo de la nuca al percibir un hedor insoportable a carne descompuesta que provenía de detrás de la puerta de mi despacho. Sin duda, tras ella, una horda de zombis mutantes se venía aproximando con la intención de devorarme los sesos. Mi segundo órgano preferido.  Armándome de valor, abrí la puerta, y como sospechaba, por el rellano de la escalera, una veintena de mutantes, con la parsimonia propia que debe tenerse disponiendo de una anatomía corrompida y putrefacta, subían escalón por escalón, jadeando y expulsando asquerosas secreciones por la boca y demás orificios. “Menuda faena le queda mañana a la limpiadora”, pensé. Aterrorizado me encerré de nuevo en mi despacho, consciente de que en menos de dos minutos echarían la puerta abajo. No tenía escapatoria posible. Aún sabiendo que no serviría para detener a la horda zombi, cogí del cajón mi revólver, dispuesto a volarme los sesos si era necesario antes que dejarme comer vivo. Con el cañón introducido en la boca, contemplé pavorizado cómo echaban la puerta abajo y entraban remolonamente en el despacho.  

ESCENA2: MUTANTES EN EL CENTRO DE OLBA TOWN
Olba Town tiene la merecida fama de ser una ciudad anodina en la que nunca pasa nada interesante. Nunca es nombrada por los noticieros. Exceptuando alguna que otra banda callejera, un frustrado intento de atentado islámico, una peligrosa persecución de la mafia china con tiroteo incluido, o unos extraños casos de combustión espontanea entre las rubias que paseaban por la zona nueva de la ciudad, sus calles son un remanso de paz y aburrimiento. Sin embargo, aquella soleada tarde de invierno, una horda de zombis mutantes surgió de quién sabe dónde, para romper la tranquilidad y placidez en la que se hallan normalmente sus habitantes. Una veintena de muertos vivientes, la mayoría conocidos vecinos de Olba Town, causaron el pánico en la plaza de Palm Square, la zona comercial de la ciudad.
Algunos incrédulos creyendo que se trataba de algún espectáculo callejero, con unos fantásticos y logrados efectos especiales, se paraban a contemplar cómo éstos devoraban en plena calle y sin ningún tipo de pudor a todo aquel viandante al que lograban apresar entre el aplauso surrealista de la concurrencia. Un grupo de grúas del Ayuntamiento, especializadas en demoler edificios históricos del centro de Olba Town consiguieron acorralar al grupo de zombis para posteriormente aplastarlos con sus palas hasta reducirlos a una asquerosa y pestilente papilla, que varios operarios equipados con mangueras vertieron al alcantarillado. El Alcalde Peter Font, presionado por los negocios del centro, que estaban en pleno periodo de rebajas, y para evitar que cundiera el pánico entre los ciudadanos, negó todos los hechos, y los atribuyó a una paranoia colectiva, encerrando y tomando por locos a los numerosos testigos del suceso.

ESCENA3: DIAS DIFICILES Y MUTANTES
Los días siguientes fueron caóticos en Olba Town. Decenas de grupo de mutantes deambulaban por la ciudad, provocando esto situaciones realmente incómodas para el desarrollo normal de la vida diaria de sus ciudadanos. Afortunadamente la afición del Alcalde Peter Font de derruir edificios singulares del centro de Olba Town, es bastante fuerte, por lo que el Ayuntamiento cuenta con un gran número de grúas para tal fin. Durante varios días, sin embargo su misión fue la de reducir y masacrar a todo aquel grupo de zombis que advirtiesen por las calles. Producto del caos y del miedo colectivo aplastaron por error a un grupo de jubilados que jugaba plácidamente a la petanca en Point Square. Con el tiempo la gente incluso empezó a acostumbrarse a ver los grupos de mutantes invadiendo las calles y a interactuar de distintas formas con ellos. Algunos gamberros se entretenían en lanzarles botellas, algunas señoras le dejaban restos de comida como si fueren gatitos, otros tantos se manifestaban en contra de su aniquilamiento por parte de las grúas, catalogando el hecho como un holocausto zombi. Sea como fuere, la situación se iba tornando insoportable. Por un lado el hedor que dejaban los zombis por las calles del centro estaba afectando al consumo. Por otro, a pesar de la torpeza y lentitud con que se movían, de vez en cuando conseguían apresar a algún ciudadano, por lo general personas con movilidad reducida, ancianos y desvalidos, y el goteo de muertos era ya demasiado importante. Así que el Ayuntamiento y las fuerzas de seguridad de Olba Town, en un ejercicio de transparencia sin precedentes, compartió con todos los investigadores, los científicos y la comunidad intelectual de la ciudad, todas las pistas e información que tenían en relación a este misterioso caso, para buscar una solución conjunta. La desesperación del Ayuntamiento se disfrazó de honestidad.   

ESCENA4: TENSIÓN MUTANTE EN EL DESPACHO
 El sabor metálico del revólver introducido en mi boca, el hedor de horda zombi que entraba en el despacho y se aproximaba para devorarme vivo, despertaron en mí un último intento de aferrarme desesperadamente a la vida y de por lo menos morir defendiéndome. Tras vaciar el revólver inútilmente, cogí el trofeo de pesca de la estantería y golpeé al primer zombi que me amenazaba con su aliento a pescado podrido. Golpeé de rebote un radiocassette que estaba en la mesa del despacho. Éste, cayó al suelo y empezó a sonar de repente la canción “You should be dancing” de la película fiebre del sábado noche. Los zombis tras un primer titubeo…se pusieron a bailar. Yo para soltar toda la adrenalina, decidí también acompañarlos.

ESCENA5: PASEO MUTANTE Y FUNKY POR LA CIUDAD
Antes de la inesperada visita de los zombis mutantes a mi despacho, estudiando la información proporcionada por las autoridades, constate que muchos de los ciudadanos que se convertían en zombis de manera espontanea, estaban en ese momento al volante. Y entre la documentación encontrada en sus vehículos destacaba en un gran número de ellos la tarjeta de visita de un brujo. El Doctor Makumba. “Su curandero africano de confianza”, rezaba el papel, como si estos términos pudieran parecer compatibles. Y con el radiocassette al hombro, bailando funky de madrugada por las desiertas calles de Olba Town, seguido por un centenar de zombis que se me iban uniendo por el camino, me dirigía yo a su morada a pedirle explicaciones sobre este desaguisado. Cuando, de repente, se perdió la emisora, y rodeado por cientos de mutantes, ávidos de cerebro o ritmo, desesperado me puse a sintonizar la radio buscando algo de buena música. Comprobé aliviado que bailaban con bastante dignidad la bossa nova.

ESCENA6: FINAL MACABRO PARA UN CAPÍTULO MUTANTE
El plano de situación que venía dibujado en la tarjeta del curandero nos llevó a una nave abandonada del polígono industrial The Light. Al entrar, más allá de los esqueletos de toda clase de animales que colgaban del techo, y de las extrañas pinturas con sangre en idiomas abandonados y malditos que cubrían las paredes, el influjo de la magia negra podía sentirse en la piel y en el ánimo. El hedor a carne descompuesta, el suelo lleno de sangre seca y vísceras,  y el frio cadavérico de la nave, hacía casi impracticable el estar demasiado tiempo dentro de ella. Para mi sorpresa los mutantes que me seguían hasta ese momento, conforme iban entrando en la nave, por quién sabe qué tipo de influjo maligno, iban despertando de su oscuro letargo zombi, y su piel y mirada cobraban vida de nuevo. ¡Sanaban! Lógicamente al mirar a su alrededor huían despavoridos y completamente desorientados. Yo, sin embargo, tenía que encontrar al Brujo Makumba y continué solo el camino. Llegué a un almacén con cientos de cajas de Kleenex y comprendí enseguida cómo había propagado el virus o maldición o lo que quiera que sea que volvía zombis a los conductores. A través de los vendedores de Kleenex de los semáforos. Un método genial e higiénico. Una pequeña puerta me condujo a una enorme sala y describir el horror que sentí al ver el tétrico mosaico que cubría por completo una pared de al menos veinte metros y compuesto por decenas de cabezas humanas, me parece algo inútil, pero recuerdo que por un momento casi pierdo el conocimiento. En el suelo, sentado en medio de la sala estaba el brujo, cubierto con una túnica y mostrándome sus muñecas entregándose. El corazón se me paró momentáneamente cuando en perfecto awinmauense se justificó diciendo que Olba Town era una ciudad maldita, y me aconsejó que abandonase la idea de seguir protegiéndola. No dejé que siguiera hablando. Quiero pensar que fue fruto de mi estado de nervios, o producto del ambiente maldito que fluía por las paredes, pero muy dentro de mí, se que fue por no oír lo último que quería decirme por lo que le estrangulé con mis propias manos, mientras gritaban al unísono el brujo y el mosaico de cabezas de la pared.



banda sonora

1 - Lalo Schifrin - "Amityville Frenzy" B.S.O. The Amityville Horror (1979)

2 - Fabio Frizzi - "Fatti misteriosi" B.S.O. Paura nella citta' dei morti viventi(1980 )

3 - Jay Richford & Gary Stevan - "fearing much" Feelings (197?)

4 - Fabio Frizzi- "Un gatto nel cervello " B.S.O. Zombi 2: Un gatto nel cervello (1970)

5 - A. blonksteiner - "Target-firing" B.S.O. Apocalypse domani(Vol.1) (1980)

6 - Georges.A.Romero - "Scarey 2" B.S.O Dawn of the dead (1978)

7 - Stelvio Cipriani - "Un'ombra Nell'ombra" B.S.O. Un'ombra Nell'ombra(1979)

8 - Lalo Schiffrin - "Fear" B.S.O. Mannix(1967)

9 - Giorgio Gaslini -" School At Night" B.S.O. Profondo Rosso (1975)

10 - Bee Gees - "You Should Be Dancing" B.S.O. Saturday Night Fever (1977)

11 - Pino Donaggio - "Jack On The Move" B.S.O. Blow Out (1981)

12 - Connie Francis - "Bossa nova hand dance" The Mood Mosaic 4

13 - Bruno Nicolai - "Medium" B.S.O. Tutti i Colori del Buio (1972)

14 - Galt MacDermot - "dead end" In Film: 1969-1973

15 - Georges.A.Romero - "Scarey 1" B.S.O Dawn of the dead (1978)

miércoles, 23 de marzo de 2011

MAÑANA A LAS 00:00H NUEVO CAPÍTULO

UN CAPÍTULO DE ZOMBIES DE TONY RUINA?
Pues sí, un capitulo de zombies de Tony Ruina (o no sabes leer?)